Wall-E

Wall-E es un robot limpiador que está solo en la Tierra, limpiando la basura que los humanos dejaron antes de embarcarse en un crucero estelar mientras el robot hace su trabajo, dado que es imposible vivir en el planeta bajo estas condiciones. Pero Wall-E no es simplemente un limpiador: ha desarrollado una personalidad, y cuando encuentra un objeto curioso, lo guarda. Su rutina consiste en limpiar y guardar objetos. Pero un día esa monotonía se verá perturbada. Una nave aterrizará y dejará en el planeta un robot que está buscando algo...

Y hasta ahí puedo leer. Aunque he contado bastante, no es más que el principio de la película, y verlo siempre es mucho mejor que lo que yo os pueda contar aquí.

Si tuviera que describir esta película con palabras no podría quedarme con una. Son tantas las emociones que transmite, las sensaciones y sentimientos, que es imposible.

Esta película quizá es la menos infantil de todas las de Pixar. Aunque también tiene un mensaje muy claro y comprensible, hay muchos detalles que a los niños se les escaparán y que sólo entendemos los que pasamos cierta edad.

La primera media hora de la película es prácticamente muda. Sólo música y los sonidos que emiten los robots. Pero no hace falta más: una mirada de Wall-E, un sonido, hace que entendamos perfectamente qué le pasa o qué quiere.

Un aspecto gráfico espectacular, con mucho detalle; una banda sonora que acompaña perfectamente, un doblaje genial, un argumento lleno de detalles y evocaciones son algunas de las grandes virtudes de esta película, que se ha convertido en una de mis favoritas por méritos propios. Sólo me arrepiento de no haberla visto antes, y os recomiendo a todos encarecidamente, pero más encarecidamente que nunca, que la veáis, que la veáis y disfrutéis con una película como nunca.

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