sábado, 28 de julio de 2012

Sobre las grandes empresas

Desde que uso GNU/Linux, y sobre todo de un tiempo a esta parte, siempre he intentado buscar alternativas a todo. Las grandes empresas ya tienen muchos datos y venden mucho como para contribuir yo también, pensaba. Pero finalmente el tiempo me ha demostrado que si la gente confía en ellas es por alguna razón, y es que tienen el poder para hacer las cosas bien, y el hecho de que lo use un gran número de personas la mayoría de las veces siempre es para beneficio de todos. Repasaré algunos ejemplos, mezclando servicios en la red con electrónica.

jueves, 26 de julio de 2012

Usando Ubuntu 12.04

Desde que he terminado la carrera me estoy planteando muchas cuestiones, y una de ellas es el uso que le doy a mi ordenador. No os asustéis: no he cambiado mi querido GNU/Linuz por Windows ni me he comprado un Mac (al menos por ahora), pero es el momento de aceptar y cambiar ciertos aspectos.

Por mucho que me guste, Chakra acaba siendo una distro deficiente para un uso real del ordenador, que debe ser una herramienta, no algo en lo que invertir tiempo con configuraciones. Aún tengo ese tiempo para gastarlo, pero llegará el momento en que no lo tenga, y si quiero un software escrito en GTK, el CCR es insuficiente. No puedo estar preocupándome de si un software está o no está: necesito una distribución con repositorios completos, donde pueda encontrar todo tipo de programas, ya sean GTK o QT, con posibilidad de instalar lo que necesite. Y si no está en los repositorios, que haya una opción sencilla para hacerlo.

Esto me ha llevado irremediablemente a una de mis primeras distros: Ubuntu (aunque yo en su momento usé Xubuntu). Conozco bien sus defectos (actualización cada seis meses que puede acarrear problemas que antes no estaban, la arbitrariedad en algunos aspectos...) pero también sé que ha evolucionado mucho y que sigue siendo la reina en cuanto a «instala, usa y disfruta», no por nada atrae a más y más usuarios nuevos. Además, Canonical está haciendo acuerdos para introducir paquetes comerciales en su Centro de Software (ya hay un buen número) por si algún día los necesito.

El escritorio Unity, tan polémico, no me disgusta tanto como podía pensar. El mayor desacierto que veo es que el lanzador no funcione como gestor de tareas (hay que pulsar el botón «minimizar» para conseguir tal efecto, y yo estoy acostumbrado a pulsar el botón de la aplicación en el panel). Bien es cierto que no deja configurar mucho y que no ofrece la libertad de modificarlo y adaptarlo a nuestro gusto, pero está la opción de instalar otro entorno de escritorio (incluido KDE).

La selección de software tampoco me parece muy acertada, pero eso es algo que se soluciona fácilmente, sobre todo siendo yo un usuario con experiencia. Polly por Gwibber, Pidgin por Empathy, y aún estoy probando sustitutos para Rhythmbox. También he instalado Lightread (una de esas aplicaciones que me era imposible probar en Chakra) y un notificador de correos para el lanzador llamado Unity Mail, bastante apañado.

 La única personalización está en los lanzadores

Para resumircca las bondades de Ubuntu en mi equipo: la velocidad de arranque (ni punto de comparación, de verdad, Unity se inicia rapidísimo en mi sobremesa, KDE se eterniza), la disponibilidad de software antes mencionada y no tener que tocar absolutamente nada tras la instalación. Lo típico: actualización y selección de software, pero conecté la impresora y no tuve que instalar ni HPLIP. Además, en Chakra habrá algún problema con los drivers de mi tarjeta gráfica o algo (aún tengo que comentarlo) que me da la impresión de que mi monitor se calienta menos y los vídeos a 1080p no se ven con unas extrañas líneas que aparecen con el movimiento.

Ubuntu también tiene a su favor la cantidad de documentación que existe, en todos los idiomas, por ser una de las distros más usadas. Basta con poner en Google lo que sea más Ubuntu más versión para que aparezcan centenares de páginas con posibles soluciones. En otras distros ese número se reduce considerablemente, más cuanto más minoritaria sea (lo cual deja a Chakra con su foro y su wiki).

Esto no quiere decir, claro está, que me vaya a quedar definitivamente aquí. Si veo cualquier tipo de problema probaré otra distribución, pero eso sí, de las generales o basadas en ellas, con mucho software disponible y de fácil instalación y configuración. De todos modos no he eliminado directamente Chakra, sigue en la primera partición del disco y accesible desde el gestor de arranque, al menos hasta que no me decante definitivamente por otra distribución, si es que lo hago.

martes, 24 de julio de 2012

Zelda Spirit Tracks

Tengo este juego para Nintendo DS desde enero de 2010 (¡sí! ¡me lo regalaron por reyes, acertaste!) y hasta hace poco no lo he acabado. Es el segundo Zelda que juego en una consola 'real' (los demás los he jugado en emulador) y, al igual que el anterior para esta consola, me ha gustado muchísimo, aunque en menor medida.

Ha transcurrido mucho tiempo desde los sucesos de Phantom Hourglass. Ahora la gente vive en tierra y la base del mundo son las vías sagradas que colocaron los Dioses. Pero últimamente algo anda mal: las vías desaparecen. Nosotros seremos los encargados de investigar qué pasa cuando la princesa Zelda (de la que soy muy fan en este título dado que tiene una utilidad real) nos convoque para nombrarnos Maquinista Oficial del Reino.

Como podéis ver, una premisa sencilla, como la mayoría de esta saga. Y como en la mayoría de juegos de esta saga (¿todos?), tendremos que ir de mazmorra en mazmorra, solucionando puzzles y abatiendo enemigos para abrirnos paso, con el fin de solucionar la situación. Todo esto sumado a una gran cantidad de misiones secundarias, aunque la mayoría no aparece hasta bien entrados en la historia.

Este juego me ha gustado menos que Phantom Hourglass. Repite el mismo esquema de juego (mucha importancia del lápiz táctil, anotamos en el mapa, objetos parecidos...) pero tiene un gran problema: el medio de transporte. Nos movemos en tren, y aunque tenemos portales para movernos más rápido entre zonas... son casi en vano. Una o dos velocidades más no hubieran venido nada mal, porque los viajes se hacen cansinos y largos, sobre todo si no hacemos misiones secundarias para desbloquear vías, ya que (obviamente) no tenemos tanta libertad para elegir dirección. Además, cada vez que superemos un templo tenemos que volver a un lugar a hacer una misión que sigue siempre el mismo esquema, lo que puede resultar repetitivo.

El juego hace gala de una banda sonora fantástica. Además de las canciones que suenan para acompañarnos por los diferentes escenarios, tenemos una flauta con la que podemos interpretar ciertas canciones para abrir caminos (las que tocamos para acceder a los templos son puro amor). En el apartado visual no hay novedad: estilo cartoon, el mismo que su antecesor.

En definitiva: si eres fan de Zelda, juega Spirit Tracks que te darán igual sus defectos; si te gustó Phantom Hourglass lo más probable es que este también lo haga ya que mantiene el mismo esquema, pero en caso contrario el tren y la repetición pueden hacer que te resulte cansino y pesado.

Para acabar, una reflexión sobre The legend of Zelda. No deja de sorprenderme cómo con una premisa sencilla e introduciendo una novedad por juego (eso sí, muy importante y en la que se basa todo el título) consigue hacer que deseemos el 100%. Te introduce en su entorno, llegas a sentir mucho aprecio por sus personajes. Este título es de una portátil y es normal que no tenga voz, pero en sobremesa tampoco los doblan, todo es texto. A esto hay que sumarle que el personaje protagonista, Link, no dice ni una palabra (ni siquiera en texto), sólo lo que nosotros le indicamos. Es decir, nosotros somos Link. Y a pesar de todo es un personaje sumamente carismático. La suma de estos elementos tienen como resultado una inmersión formidable, consigue que el mundo del juego sea tan nuestro como de sus habitantes.