miércoles, 30 de abril de 2008

Vida real IV

Capítulo 8


-¡Pedro! ¿Qué ocurre?
Mi mujer ha venido muy rápido a por mí. ¿Tal golpe habré dado como para que se asuste de ese modo? Pero... ya lo sé todo. Sé que mi vida no es mía. Sé que mi nombre no es mío, y sé que ni siquiera Amanda es mi mujer.
-Amanda... ¿qué sabes de la clonación? -le pregunté, aún sorprendido por lo que acababa de leer.
-¿La clonación...? Pues... sé que hace un tiempo los científicos dijeron que ya era posible realizar una clonación de un ser humano, pero creo que nunca se ha realizado ninguna... Espera, espera, sí que realizaron una... hace unos meses...
-...cuando dejé de estar en activo. -La cara de Amanda cambió completamente. Si su expresión ya era triste, ahora lo es mucho más.- Entiendes lo que quiere decir esto, ¿verdad? -He cambiado mi forma de hablar. En un momento como este tengo que dejar las cosas claras con ella.- Ese hijo que esperas no es mío, sino de Pedro. Yo no soy Pedro.
-Pero... ¡claro que eres Pedro! Estás casado conmigo y esperamos un hijo, hace unos meses te fuiste a una misión y te dijeron que ya no era necesario que siguieras en el ejército y desde entonces vivimos apaciblemente aquí, ¿por qué no podemos seguir como hasta ahora? -su tono ha pasado de firme a tembloroso conforme iba hablando, y ya al final las lágrimas han vuelto a salir.
-Ya no... Esta vida no es mía, no puedo seguir viviéndola... Soy un clon de otra persona, no esa persona. No soy Pedro ni merezco llevar ese nombre. Ahora lo único que me preocupa es saber por qué hicieron esto los militares.
Mi mujer está llorando a lágrima viva, preguntando a gritos si ya no le importo, si voy a abandonarla, si no quiero a nuestro hijo, si no podemos seguir como hasta ahora... Pero en mi interior hay un sentimiento de duda y a la vez tengo claro que esta vida no es la mía y que no tengo derecho a vivirla como llevo haciéndolo todos estos meses. Soy una persona sin nombre y sin vida propia. Pero... ¿realmente soy una persona, o ni siquiera eso? Si el sentido de la clonación es alegrar la vida a las personas, con promesas de que no pueden morir, conmigo no lo han conseguido. Si Pedro murió, yo no voy a sustituirle, aunque tenga sus mismos sentimientos y su misma apariencia. Es algo muy duro de admitir, pero es lo que siento. Me siento perdido ante una vida que no me pertenece.
Amanda se ha desmayado, se habrá quedado exhausta de tanto gritar y con tantas emociones nuevas seguidas. Entiendo lo que siente, pero ella debe comprender también cómo me siento yo. El niño que está en su vientre es de Pedro. No tengo derecho a pasar por su padre. Voy a llevarla a la cama para que descanse, y cuando se despierte y asimile todo lo que ha descubierto hoy, yo ya no estaré en la casa. Voy a coger algunas cosas, las meteré en un macuto y me iré, muy posiblemente para no volver. Tengo algunas cosas que hacer, y no quiero hacerle más daño a la mujer que quiero, aunque no es mi esposa realmente.


*****


Capítulo 9


-¿Se puede saber qué quieres ahora, imbécil? Déjame tranquilo de una vez, ya te dije todo lo que tenía que decirte.
Por segunda vez he sido yo quien ha ido a buscarle. Después de saber la verdad sobre mí, entiendo cómo se siente. Yo me sentiría igual si estuviera en su lugar... Pedro se sentiría igual si estuviera en su lugar. Ha perdido a su hermano y hay otra persona compartiendo casa con la mujer de éste y viviendo su vida como un impostor que tiene su misma cara, pero que en realidad no es él. Le expliqué a ese hombre que ya me había enterado de todo lo que había pasado con la vida de su hermano. No muestra ningún tipo de sentimiento en su rostro, está hierático, únicamente escuchando. En esta ocasión está sobrio.
-Ahora quiero que me cuentes todo lo que tiene que ver con Poseidón.
-Mira que llegas a ser pesado... ¡Que no voy a decirte nada! Cansino...
En esta ocasión fui yo quien se abalanzó sobre él. Sé que sabe cosas y no me las quiere contar, y aunque me cueste mucho, yo no soy su hermano, tengo los mismos motivos para respetarle a él que al resto del mundo, esta vez puedo ser yo quien le golpee. Y lo hubiera hecho si hubiera sido necesario, pero no fue el caso, tras decirle esto mismo y tras un par de empujones el sujeto entró en razón y empezó a hablar:
-Poseidón es una de estas extrañas bestias que habitan nuestro mundo, no sé si de forma natural o fruto de experimentos científicos... -por lo bajo le oí decir “como tú”, pero no me interesaba interrumpirle- Es un pulpo de enormes dimensiones con muchos tentáculos, y todo hombre que se acerca a él muere. Al parecer, lo temible de este ser es que tiene un tentáculo enorme que se va alzando al cielo poco a poco, y muchos extremistas religiosos piensan que en cuanto lo deje caer, que será lo que suceda, provocará tal desastre en todo el mundo que la raza humana tendrá que volver a empezar de cero.
No me sorprende. Después de enterarme de que yo no soy quien creía ser, nada puede sorprenderme ya. ¿Una criatura que parece una reencarnación de algún tipo de dios cuyo objetivo es purificar la raza humana? Casi sería lo mejor que le pudiera pasar a esta estúpida raza que crea seres tan desgraciados como lo puedo ser yo. Los humanos han hecho cosas de las que no deberían sentirse orgullosos.
-Tengo una última pregunta que hacerte... ¿Cómo... -este momento es el más duro de toda mi vida- cómo... cómo morí...? Quiero decir... ¿cómo murió... tu hermano?
-Vaya... se me hace muy raro que me pregunte eso alguien con su mismo rostro...
-No vayas a sentir lástima por mí ahora. Precisamente ahora, no.
-¿Todavía no te has dado cuenta, monstruito? -ha vuelto a su tono duro, el que ha puesto siempre hablando conmigo- Ata cabos, imagino que un ser falso como tú también podrá hacerlo. Todo el ejército en contienda, Podeidón apareció hace unos meses, deja el ejército... Tu me dirás.
-...Entiendo... por algún motivo, me esperaba una respuesta así. Gracias por la información... No creo que volvamos a vernos.






Estoy cara a cara ante mi destino. Y es el único destino al que puede optar un ser tan... ¿ridículo, patético, falso, irreal...? No se me ocurren las suficientes palabras para describir una existencia tan artificiosa como la mía. Por mucho que piense, no soy capaz de comprender cómo los propios humanos quieren crear más seres como yo a partir de todo el mundo. Es alterar el ciclo de la naturaleza, todo lo que nace tiene que morir. Quieren que nadie muera, que los clones ocupen el mundo, unos clones que quizá no envejezcan ni se comporten igual que sus seres originales, unos seres... desgraciados. Soy un experimento que los militares hicieron como prueba piloto para saber cómo se podían integrar los clones entre los humanos, entregaron una carta a la mujer de Pedro contándole la verdad para inquietarla, sabiendo que ésta nunca la abriría. Ella sólo quería que yo estuviera con ella, ya que tengo la misma apariencia que la persona que quiere, aún sabiendo que no soy él realmente. Pienso que ella, en el fondo de su corazón, sabe que yo no soy Pedro. Pedro es un hombre fuerte que arriesgó su vida con el objetivo de que ella y todo el mundo pudiera vivir bien. Pedro cayó luchando valientemente contra Poseidón. ¿Será realmente este ser una reencarnación de un dios que pretende purificar a la raza humana destruyéndola para que tenga que empezar de cero? Realmente no lo sé... El hermano de la persona a la que me parezco sí que lo sabe, y en el fondo de su ser espera que así sea. Ha perdido a su hermano por su causa, y eso le afectó de tal modo que retomó un vicio que pudiera evadirle de esa cruda realidad, con miedo a asimilarla del todo o a afrontarla, sin ningún tipo de reparo por echar su vida a perder. De hecho seguramente lo sabía, ya que le pasó una vez con anterioridad.
Hay muchos militares aquí. Miles de campamentos con millones de soldados dispuestos a dar su vida, bien por puro gusto de hacerlo o bien obligados por cualquier tipo de razón... el ser humano es así de extraño. Muchos de ellos han intentado detenerme para que no entrara en sus dominios, obviamente saben qué soy. Pese a sus intentos he conseguido llegar a donde quería. Podeidón está a escasos metros de donde estoy yo, aún preparando esa enorme arma destructiva. Acaba de darse cuenta de mi presencia, y sus otros tentáculos vienen a por mí... ¿Qué puedo hacer, si mi existencia no vale nada? ¿Qué otra cosa puede hacer un ser que nació de otro que tenía espíritu combativo? Si de quien nací murió luchando contra una criatura en inferioridad de condiciones por ayudar a su especie, yo debo sufrir su mismo destino... ¿O es que acaso el que tiene miedo soy yo? ¿Tengo miedo de afrontar lo que soy y vivir la vida que se me ha dado? No... no es eso lo que debo preguntarme... ¿Tengo derecho a vivir una vida que no era mía en un principio? Son tantas cosas las que se me pasan por mi mente en un momento como éste, que no sé si estoy cuerdo o delirando. He llegado hasta aquí muy seguro de mi mismo, muy seguro de lo que quería e iba a hacer. Creo que en un momento como éste sólo tengo una cosa clara, que viene y va continuamente en mi cabeza...


...mi vida no es real...





FIN


2 comentarios:

Alberto Cancio García dijo...

Tío... muy bien. Lee Nuevos Dioses, de Alberto Vázquez Figueroa. Te gustará :)

gadi dijo...

Gracias por tu comentario y la recomendación, lo buscaré :)

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