PRÓLOGO
Bueno, pues después de leer esta obra de mi amigo Gadi y de recibir el encargo, por parte suya, del prólogo de la misma, me dispongo a escribirlo.
No encontrarán en esta obra ninguna historia de amor tan ñoña y pensada para quinceañeras que aún creen en príncipes azules. No tendrán en ella asesinatos ni detectives siguiendo pistas que cualquier autor, con ganas de que el lector lea más y más, se saca de la manga. Ni siquiera encontrarán una historia con la que reírse a carcajadas o con la que llorar hasta que se te queden los ojos secos e inservibles para leer más cosas. No. Simplemente encontrarán una obra de contenido. No todo es lo que parece en ella, no se queden en la superficie, busquen en el fondo, si es que el fondo no acude a vuestro encuentro a medida que la leéis. Toda una reflexión sobre la vida se encuentra en sus páginas, sus frases, sus palabras, pero no seré yo quien les diga más sobre ello. No es labor del prólogo destripar una obra, esa labor es del autor y el lector que en complot mutuo llegan descifrar las claves que da uno para que el otro le siga comprendiendo así todo lo que nos ofrece el texto.
Prepárense, el prólogo, si se le puede llamar así, está llegando a su fin. Espero que el tiempo vertido en su lectura no haya caído en saco roto y haya sido de vuestro agrado, aunque mejor que sea de vuestro agrado la siguiente obra…
No encontrarán en esta obra ninguna historia de amor tan ñoña y pensada para quinceañeras que aún creen en príncipes azules. No tendrán en ella asesinatos ni detectives siguiendo pistas que cualquier autor, con ganas de que el lector lea más y más, se saca de la manga. Ni siquiera encontrarán una historia con la que reírse a carcajadas o con la que llorar hasta que se te queden los ojos secos e inservibles para leer más cosas. No. Simplemente encontrarán una obra de contenido. No todo es lo que parece en ella, no se queden en la superficie, busquen en el fondo, si es que el fondo no acude a vuestro encuentro a medida que la leéis. Toda una reflexión sobre la vida se encuentra en sus páginas, sus frases, sus palabras, pero no seré yo quien les diga más sobre ello. No es labor del prólogo destripar una obra, esa labor es del autor y el lector que en complot mutuo llegan descifrar las claves que da uno para que el otro le siga comprendiendo así todo lo que nos ofrece el texto.
Prepárense, el prólogo, si se le puede llamar así, está llegando a su fin. Espero que el tiempo vertido en su lectura no haya caído en saco roto y haya sido de vuestro agrado, aunque mejor que sea de vuestro agrado la siguiente obra…
El Pater
VIDA REAL
¿Estoy muerto...? ¿Estoy vivo...? ¿Cómo sabe alguien si está realmente vivo o si está muerto...? Supongo que es por el hecho de sentir o no sentir... Yo siento... siento frío, siento calor... Siento muchas sensaciones. Sí, estoy vivo. Estoy vivo, y habito un mundo extraño. Un mundo donde viven seres como yo, humanos, y otras criaturas de concepción extraña que todavía yo y los míos no terminamos de comprender. Sí... este es mi mundo, y esta es mi vida. Sólo mía.
¿Qué es esto...? Siento a alguien que me abraza. Sí, me abraza. Es mi mujer. Mi mujer... una mujer bellísima. Para mí, la más bella. Imagino que todo marido opina eso de su esposa. O debería. Pero con ella es distinto. Siento que en ella puedo confiar, y sé que no tengo secretos con ella. Pero hay algo que me desconcierta. Está embarazada, y no sé si el niño es mío. No lo recuerdo. ¿Tengo una laguna en la memoria, o ella me engañó en algún momento? No, no puedo pensar eso. Ella me lo diría. Sé que tengo la suficiente confianza con ella como para contármelo. Pero tengo todos mis recuerdos. Creo que tengo todos mis recuerdos. No hay ningún momento de los últimos meses que no recuerde...
-Pedro...
Se ha movido, y ha pronunciado mi nombre, porque así me llamo. Soy Pedro. Ella es... es Amanda. Cuando duerme la veo aún más guapa. Ya no me abraza, se ha puesto mirando al otro lado de la habitación. Voy a darle un beso en la mejilla y me levanto, no se me apetece estar más tiempo en la cama, hace calor. Me levanto y me veo en el espejo. Siempre está ahí, y cada mañana veo en él la misma figura. La mía. La que se supone que es mía. ¿Es mía...? Vaya, tengo bastante barba... y cicatrices. No sé de qué me sorprendo, soy militar. Sí, un soldado al que llaman cada vez que una de esas extrañas criaturas se sale del control. Aunque a veces me llaman cuando los propios humanos se salen del control. Eso me resulta extraño. Pero estas cicatrices deben ser de alguna de esas contiendas. Eso debe ser.
-Buenos días, Pedro -Mi mujer siempre se levanta al poco de sentir que abandono la cama, antes de llegar a la sala de estar.- ¿Cómo te sientes hoy, mi amor?
-Muy bien, como siempre -La beso. Sus labios me evocan mil y una sensaciones. Pero siento que no son suficientes.- ¿Desayunamos?
*****
Capítulo 1
Capítulo 1
-Cariño... ¿Por qué nunca encendemos la televisión? -Es una duda que llevo teniendo desde que ya no soy soldado.
-¿Acaso necesitas alguna otra distracción además de mi compañía? -se acerca a mí mientras lo dice, y me da un beso en la mejilla.
-¡Qué cosas dices! Es sólo curiosidad.
-Me alegra oírte decir eso. Luego tengo que salir, ya sabes, a comprar. Necesitamos comer. ¿Podrás soportar estar sin mí mucho tiempo? -Le gusta que le diga lo mucho que la necesito. No es afán de superioridad ni nada por el estilo. Es simplemente costumbre, cotidianidad. Somos felices así.... ¿Somos felices así?
-Podré soportarlo.
Tras esta escueta conversación matutina y tras haber tomado un buen desayuno, ella se viste y se va a hacer las compras. Yo voy a afeitarme, mientras ella regresa. Siempre suelo ponerme música, pero hoy es diferente. Me he levantado con una extraña obsesión con la televisión. Voy a encenderla... ¿dónde está el mando a distancia...? Da igual, lo enciendo desde los controles en la parte de abajo del aparato. Pongo un canal de noticias y voy al cuarto de baño, a ver si tengo cuchillas.
-...la extraña criatura que apareció hace varios meses sigue aterrorizando a todo el mundo. Con su gran tamaño y ese enorme tentáculo, el ya conocido como “Poseidón” sigue abatiendo soldados...
Al oír esto, salgo precipitadamente del cuarto de baño y me sitúo frente al aparato, sorprendido, con la barba a medio afeitar ¿Soldados fallecidos? ¿Criatura marina? ¿Tentáculos? ¿”Poseidón”? ¿Cómo es que en el ejército no me han informado de todo esto...? Ah, es cierto, ya no estoy en activo. ¿Pero por qué no estoy en activo? ¿Desde cuando? Fue mi mujer la que me dio la noticia, me dijo que los superiores habían dicho que ya no iban a necesitar más mis servicios, que me fuera a casa con ella y que disfrutara de la vida. ¿Disfrutar ella de mi vida, yo de mi propia existencia, o los dos de la vida del otro...? No lo recuerdo.
¡Vaya! Algo ha pasado. La televisión no se ve, se ve codificada. Miro el resto de canales. Lo mismo. Voy golpear la televisión, pero antes pienso “¿Para qué? Si la antena es vieja...” La apago, y vuelvo a mi anterior ocupación, el afeitado. Una vez afeitado y duchado escucho el sonido del teléfono. Voy tranquilamente hacia él, lo descuelgo.
-¿Diga?
-Impostor, traidor, perro, deshecho. -Y colgó.
2 comentarios:
lo mejor, el prólogo xddddd No, no, no hombre ta mu chula, sigue publicanding (aunke yo ya se como termina ) a ve si la gente se anima y comenta
Me engancho mucho cuando me pasaste algo mas de lo que hay aqui por el MSN, felicitaciones escritor!!!, siguele tirandole pa´lante!
Por cierto, que comente ayer pero blogger se trago mi comentario >_>
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