Bodas de sangre es el primer drama de la trilogía que escribió Federico García Lorca antes de su muerte, y el tercero que me leo después de Yerma y La casa de Bernarda Alba.
Vuelve a situarse en un pueblo de campo andaluz, con una boda inminente de dos personajes de los que no sabemos sus nombres. La madre del novio odia las armas blancas, porque su marido y su hijo mayor murieron por su causa, y le tiene un particular odio a la familia de los Félix por un motivo desconocido. Esta mujer se enterará de que la novia fue antiguamente pareja de Leonardo, un jinete miembro de esta familia que ya tiene mujer e hijos.
Esta es la base argumental de la obra. Como siempre en el teatro lorquiano, el autor nos irá guiando a travś de las páginas usando un uso magnífico de los símbolos. En esta ocasión también hay algunas canciones, y los personajes hablan en verso en algunas ocasiones, cosa que le resta naturalidad desde mi punto de vista.
Aunque las tres obras pueden considerarse y de hecho se consideran obras maestras del teatro, personalmente esta es la que menos me ha gustado de las tres que ya he comentado aquí. Debido a que los personajes hablan en verso, creo que es la menos natural de todas, y el final es muy poco trágico en comparación a lo que se ve en las otras dos.
Pero ya digo, es cosa de gustos. Recomendaría a todos a los que os gusta el teatro que os las leáis las tres, porque gusten más o menos es innegable la maestría del dramaturgo malagueño a la hora de crear.
Esta es la base argumental de la obra. Como siempre en el teatro lorquiano, el autor nos irá guiando a travś de las páginas usando un uso magnífico de los símbolos. En esta ocasión también hay algunas canciones, y los personajes hablan en verso en algunas ocasiones, cosa que le resta naturalidad desde mi punto de vista.
Aunque las tres obras pueden considerarse y de hecho se consideran obras maestras del teatro, personalmente esta es la que menos me ha gustado de las tres que ya he comentado aquí. Debido a que los personajes hablan en verso, creo que es la menos natural de todas, y el final es muy poco trágico en comparación a lo que se ve en las otras dos.
Pero ya digo, es cosa de gustos. Recomendaría a todos a los que os gusta el teatro que os las leáis las tres, porque gusten más o menos es innegable la maestría del dramaturgo malagueño a la hora de crear.
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