Dando señales de vida

Bueno, os he tenido bastante tiempo abandonados sin avisar. Espero que sepáis perdonarme. Y bueno, ya han empezado las clases, ya es hora de volver a darle vidilla a la categoría Vida cotidiana.

Como he dicho, han vuelto las clases. El martes pasado empecé tercero de Filología Hispánica. Nuevos horarios, nuevo aula, nuevos profesores, nuevas ganas de aprender, mismos compañeros. Este curso toca estudiar literaturas un poco más modernas (desde el siglo XVIII hasta el XX) y un poco más de lingüística. De momento estoy relajado, por esto de que es principio de curso y tal.

Levantarme temprano no ha supuesto ningún gran esfuerzo. Lo malo de este curso (y creo que ya hasta que acabe la carrera) es el camino desde que me bajo del autobús hasta la facultad. Antes la estación estaba mucho más cerca, pero ahora, por obras, está en otro lugar, bastante más lejos. Este camino ahora lo aguanto, pero en unos meses seguramente me canse a horrores y será un factor importante de desgaste.

La primera impresión de los profesores ha sido buena (aún no he tenido las optativas), menos la de uno. El profesor de Literatura del Siglo XX ha hecho un programa bastante restringido para una asignatura que podría ser muy amplia e interesante. Aparte de que me da la impresión de que no sabe darle ánimo a su discurso. Pero ya todo se verá.

Con respecto a los compañeros, he llegado a la conclusión de que lo mejor es tener con ellos una relación cordial estrictamente académica. Ya se ha visto que entablar algún tipo de amistad no sirve de nada.

Pasando al ámbito del PC, sigo sin inspiración para absolutamente nada. Mis ganas de ver anime y películas han vuelto (estoy viendo Inuyasha y he visto La ola, de la cual os hablaré mañana), y he dejado un poco aparcados los podcast, sin perderme mis favoritos, claro.

O sea que, quitando el inicio de las clases (este curso me hartaré de trabajar, creo yo), nada especial en el frente. Seguiremos informando.

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