«Black Mirror», una miniserie que hace pensar

Conocí esta serie cuando Blogoff publicó sobre ella y desde entonces estoy queriendo verla. Hace poco por fin me decidí. Y no me arrepiento para nada. Son sólo tres capítulos, casi de una hora cada uno, y las reflexiones que plantean pueden darnos para mucho más de las tres horas que dura.

Cada capítulo es independiente del anterior: tienen historias diferentes y parten de un presupuesto diferente. A partir de estos presupuestos, basados en la tecnología, se plantean una serie de conflictos. El primero es de corte más actual, es algo que podría ocurrir perfectamente hoy en día. El segundo tiene una ambientación más futurista pero los problemas que plantea también son cotidianos (alguien que haya jugado Habbo Hotel o conozca Xbox Live lo comprobará), y del tercero se podría decir lo mismo.

A mí el que más me ha gustado ha sido el segundo. En ese futuro distópico no tan alejado de la actualidad, el personaje pasa por varias fases, fases que podríamos identificar fácilmente en algún personaje de nuestro entorno, y tiene un final muy duro. Sin embargo, el más efectivo es el primero por su ambientación.

Black Mirror hace reflexionar, de una manera más directa que las grandes distopías clásicas, sobre la vorágine tecnológica en la que estamos metidos (ya no «en la que nos estamos metiendo»), en esta sociedad repleta de espejos negros: pantallas de smartphones, tabletas y demás aparatos; en esta sociedad donde lo compartimos todo y todo puede ser vigilado; en esta sociedad donde casi preferimos al sustituto virtual de una persona que a la persona real.

En definitiva, creo que merece la pena gastar esas casi tres horas porque quizá nos demos cuenta de cuestiones que nos han pasado desapercibidas. Si no tienes ganas de leer subtítulos y tienes televisión por cable, el día 30 se estrena en el canal TNT. En caso de que no quieras esperar, ya sabes.

Compartir