Sobre las grandes empresas

Desde que uso GNU/Linux, y sobre todo de un tiempo a esta parte, siempre he intentado buscar alternativas a todo. Las grandes empresas ya tienen muchos datos y venden mucho como para contribuir yo también, pensaba. Pero finalmente el tiempo me ha demostrado que si la gente confía en ellas es por alguna razón, y es que tienen el poder para hacer las cosas bien, y el hecho de que lo use un gran número de personas la mayoría de las veces siempre es para beneficio de todos. Repasaré algunos ejemplos, mezclando servicios en la red con electrónica.

1. Reproductor MP4: Por renovar mi MP3 me compré un reproductor BluSens, empresa española. Estaba a un buen precio y estaba en tienda física, que es lo que yo buscaba. Me encontré con un aparato de un material de baja calidad y con una interfaz de usuario digna de los ordenadores de los 80. Resultado: comprar un SanDisk Sansa Fuze +, que aunque no es perfecto, reproduce una buena cantidad de formato y tiene una interfaz de este siglo.
2. Lector de ebooks: Confié en Grammata y adquirí un Papyre 6.2 porque me pareció un dispositivo avanzado y porque sabía que mejoraban su firmware. Actualmente ya han sacado mil modelos más de libros electrónicos (todos rebautizados de genéricos) y no hacen más actualizaciones para el firmware desde el año pasado. Ni ninguna otra marca española. Es más, han sacado el Papyre 622, que dicen ellos que es una actualización y yo lo veo exactamente igual en especificaciones. Resultado: en cuanto pueda lo vendo y me hago con un Kindle que, aunque Amazon haya entrado en los dispositivos de los usuarios, ofrece mayores prestaciones que cualquier otro en el mercado.
3. Servicio de microblogging: Aunque podía usarlo conjuntamente con Twitter, acabé abandonando Identi.ca. Porque es una red social basada en software libre a la que van casi exclusivamente usuarios de software libre y en la que se habla casi exclusivamente de software libre. Además, hace un tiempo actualizaron el sistema, provocando multitud de problemas en su uso, y sigue arrastrando muchos ya antiguos. A esto hay que sumarle un extraño asunto con Archiver y su cuenta de Twitter (la cual no consigo localizar y que publica mensajes de usuarios sin citarlos, es decir, rompiendo la licencia CC de ident.ca). Resultado: abandoné mi cuenta para centrarme en Twitter, donde hay más variedad y donde los problemas en el día a día son menos (ya se acabaron los tiempos de la ballenita).
4. Sincronización de archivos: Hace poco os vine contando maravillas de OwnCube, maravillas que siguen estando presentes. Sin embargo, al actualizar el softeare a una nueva versión, los contactos de prueba que tenía desaparecieron o sus nombres mutaron con caracteres raros, entre otros. Resultado: sigo con el fiel y funcional Dropbox, y para el calendario he optado por Google Calendar.
5. Correo electrónico: Al final del año pasado me abrí una cuenta en GMX, del que había leído buenas críticas. Hace poco me bloquearon la cuenta sin previo aviso y sin justificación, aparentemente por tener vinculada una cuenta Gmail con el Recolector de correo, una opción que ellos mismos ofrecen. Luego busqué en Google «blocked account GMX» y me llevé un gran chasco. Resultado: he vuelto a Gmail, a una cuenta que ya creé hace tiempo. Con el correo no me puedo arriesgar a nada más allá de posibles caídas del servidor, algo muy raro en Google. Menos mal que la cuenta GMX no la conocía demasiada gente.

Y es que, al final, los servicios en la actualidad funcionan así, al menos los gratuitos. Si queremos recibir un buen producto tenemos que dar algo a cambio, en este caso datos. Una empresa de grandes proporciones no se va a fijar, o es poco probable que se fije, en los datos de un usuario concreto. Ya Sony conoce cada juego que compro para mi PlayStation, Facebook sabe quienes son mis contactos cercanos, etc. Es el precio a pagar. Esto no exime, claro está, de usar los servicios de forma responsable. Tampoco es cuestión de ponerlo todo demasiado fácil o de dejar que una sola empresa tenga todos nuestros datos.

Las grandes empresas tienen el poder de hacer las cosas bien, o al menos de ofrecernos servicios y productos confiables. El tiempo me ha demostrado que esto es así y al menos yo estoy dispuesto a aceptarlo. Cuando me entere que nacen servicios y productos basados en software libre que no almacenen nuestros datos y además cumplan igual de bien iré de inmediato, pero mientras no tenga esa certeza, usaré los productos de los grandes.

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